“Cuando mi mentora está conmigo en clase me siento más tranquila. Sabe qué hacer y dónde ayudar… al final del día me siento más relajada y menos preocupada. No me duelen los pies de correr por la salon de clase.”
– Maestra de la Escuela Primaria Basalt, sobre cómo se siente tener un Padre Mentor en la clase.


Los Padres Mentores apoyan a los maestros en tiempos difíciles

La Sra. Yenni no solo ayuda a la clase en la que es voluntaria una vez por semana, sino que también ayuda a otros maestros y salones de clase en la escuela primaria Basalt.

Es difícil exagerar lo difíciles que han sido los últimos dos años para los maestros. Equilibrar la salud de los niños, los maestros y las familias con los beneficios mentales, socioemocionales y físicos del aprendizaje en persona ha sido una tarea casi imposible. Aquellos que enseñaron durante la pandemia tendrán historias que contarles a sus nietos sobre cómo superar la COVID, aunque a muchos les puede interesar olvidar estos años a favor de recuerdos más felices y fáciles. Cuando COVID cerró las escuelas, los Padres Mentores de Valley Settlement también abandonaron las aulas, sin saber cuándo regresarían.

“Lo que más me gusta de ser mentora es pararme en la puerta, ver a los niños correr a saludarme. Me dicen que me aman”, dice Yenni con una sonrisa.

Para la Sra. Yenni, la respuesta a esa pregunta era: lo antes posible. La Sra. Yenni ha sido Padre Mentor durante seis años y estaba ansiosa por volver al salón de clases, ayudando a los maestros y a los niños que necesitan apoyo adicional. Obtuvo permiso del director para estar en el salón de clases una vez por semana. Yenni también se llevó a casa proyectos para apoyar a otros maestros, preparando actividades y materiales para los próximos días. Fue de gran ayuda para los maestros que estaban bajo una cantidad de estrés superior a la normal.

Afortunadamente para Yenni y sus compañeros Padres Mentores, el programa comenzó nuevamente a principios del año escolar 2021/22. “Ha sido increíble estar de vuelta con los Padres Mentores, ya que han vuelto a trabajar en el salón de clases”, dice Marlin González, la nueva manejadora del programa. “Los mentores han construido lazos tan fuertes este semestre. Siento que son una familia”.

Las maestras de la Escuela Primaria Basalt exhiben los letreros de cordón hechos por la Sra. Yenni, que los niños de kindergarten usan durante todo el día. Los letreros tienen opciones que los niños usan para pedir un descanso o señalar sus necesidades emocionales, y también contienen información útil, como por ejemplo, cómo resolver un conflicto.

La Sra. Yenni está orgullosa de haber trabajado en las escuelas durante tanto tiempo; comenzó cuando su hija estaba en preescolar y ahora está en quinto grado. Mantenerse comprometida con las escuelas a medida que sus dos hijos crecen ha sido gratificante para la Sra. Yenni, y sabe cuánto la valoran los maestros. Cuando se le preguntó qué significó para ella poder ayudar en las escuelas durante la pandemia, Yenni tiene sentimientos encontrados. “Aunque yo estaba allí, no podía acercarme a los niños y maestros… todos estaban separados… eso me aislaba… Pero fue [también] una liberación para mí”, dice, y “Se convirtió en una forma de educarme [sobre la pandemia]”. La liberación, explica, fue del miedo y de estar aislada en casa. La educación provino de hablar con los maestros sobre el virus y cómo mantener segura a su familia. “Las redes sociales… a veces no tienen la verdad”, dice ella. “Estar en la escuela y hablar con los maestros me ayudó a entender lo que estaba pasando”. También le presentó una oportunidad de ayudar a su familia y vecinos a comprender el virus y saber cómo mantenerse a salvo.

A medida que avanza la pandemia, ella y sus colegas Padres Mentores esperan volver a la normalidad el próximo año. Por ahora, cada día que pasa en persona apoyando a niños y maestros es un regalo para la Sra. Yenni y para los niños y maestros cuyas vidas toca.